Cómo cuidar el turbo de tu coche

Los motores turboalimentados que podemos encontrar en muchos de los coches actuales han evolucionado mucho con respecto a los motores turbo de antaño. Sin embargo, aún hoy en día es necesario manejarlos con cierto desempeño y técnico para lograr que se mantengan en perfecto estado y así evitar averías derivadas de un uso inadecuado.

A pesar de la indudable evolución tecnológica con la que cuentan, hay que ser consciente de que no es posible tratar de igual manera a todos los motores; y es que no es lo mismo un motor de aspiración natural que un motor de inducción forzada. La falta de mantenimiento en los coches o la conducción inadecuada pueden llegar a provocar problemas en los motores turboalimentadas. Por este motivo, te vamos a dar una serie de consejos para que sepas cómo cuidar el turbo de tu coche

De esta manera, si tienes en cuenta todos los consejos que vas a poder encontrar a lo largo de este artículo conseguirás alargar la vida útil de tu motor turbo. Esto es muy importante, sobre todo teniendo en cuenta que estos motores pueden llegar a suponer averías muy costosas en el turbo.

Consejos para cuidar el turbo del coche

Si quieres mantener el turbo de tu coche en perfecto estado, es importante hacer revisiones en tu vehículo de forma periódica, pero además seguir una serie de consejos clave para incrementar su mantenimiento. Los consejos que debes tener en cuenta son los siguientes:

Arranca el coche con suavidad y sin pisar el acelerador

Al arrancar un coche con motor turboalimentado es recomendable esperar a que el motor coja algo de temperatura y así hacer que el turbo se pueda lubricar de manera correcta. Debes dejar un tiempo para que el aceite pase por los diferentes componentes, sobre todo si el coche esta frío.

No quiere decir que tengas que arrancar tu coche diez minutos antes de usarlo, pero sí dejarlo a ralentí mientras te acomodas en el coche. De esta forma podrás dejar que vaya calentando mientras te pones el cinturón, ajustas la radio o colocas el móvil en su sitio. Es importante esta lubricación para evitar que puedan llegar a haber daños por rozamiento en determinadas zonas como el eje de la turbina.

Asimismo, no es recomendable que pises el acelerador para arrancar. Con ello solo harás que algunas partes del motor, que no están lubricadas a un esfuerzo superior. Por ello se aconseja arrancar siempre con el embrague pisado para hacer que el motor de arranque sufra menos, y sin acelerar.

Deja reposar el motor en destino

Cuando llegues al destino final, al poseer un coche con turbo, es recomendable que mantengas el motor al ralentí durante unos segundos antes de apagarlo, sobre todo tras grandes aceleraciones o una conducción agresiva. El turbo se calienta más a la hora de circular a altas revoluciones. Dejándolo reposar en destino hará que la turbina baje de revoluciones, para que se enfríe y lubrique adecuadamente.

Si se apaga el motor de golpe con el turbo caliente, este seguirá girando por inercia pero sin lubricante. Esto puede llegar a ser un problema que acabe derivando en un desgaste y posibles averías.

El motor y el régimen de revoluciones óptimo

Una costumbre habitual es la de circular siempre con la marcha más larga para ahorrar combustible, pero esto puede hacer que en determinados momentos sea necesario hacer acelerones. Este tipo de conducción afecta especialmente a los motores turboalimentados. Esto se debe a que el motor crea depósitos dentro del propulsar, pudiendo derivar en averías porque los turbos no pueden alcanzar la presión de soplado que les permite funcionar adecuadamente.

Si se exige mucho al motor desde un régimen muy bajo de revoluciones las cargas sufren más carga y se verán afectadas por el sobreesfuerzo.

Lo mismo sucede si se lleva el coche demasiado pasado de vueltas. Con ello solo se estará incrementando el desgaste, sin que ello suponga el poder obtener mayores prestaciones. Si consigues llevar el régimen de revoluciones óptimo en tu vehículo, podrás aprovechar al máximo el potencial de tu motor turboalimentado, pero además también incrementarás su durabilidad.

El mantenimiento, clave

El aceite es fundamental para que funcione el turbo y el resto de la mecánica de manera adecuada. Es necesario usar un aceite de alta calidad, que habitualmente son los sintéticos. Además, asegúrate de comprobar el nivel de aceite para que se mantenga siempre en la cantidad necesaria; y comprueba los filtros para que estén en buen estado.

No exprimas el motor en frío

Si quieres pedir las máximas prestaciones a tu vehículo con motor turbo, no lo hagas cuando esté en frío. Antes de poder dar lo máximo de tu coche deja que el motor llegue a una temperatura de entre 80 y 90 grados centígrados, dependiendo del modelo y del motor, que es la temperatura de servicio. Así, además, te asegurarás de que todo se encuentra perfectamente lubricado.

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