Cómo pilotar una moto

Las motos se han convertido en una de las grandes soluciones para el transporte urbano en grandes ciudades. Su ligereza y su facilidad de aparcamiento la convierten en el vehículo ideal para desplazarse en las urbes. Sin embargo, muchas personas las descartan por su peligrosidad y por el gran riesgo que existe en caso de sufrir cualquier tipo de accidente. Encima de una moto, solo va nuestro cuerpo y nuestro casco. En caso de impacto, salimos nosotros volando y no la protección y el airbag con el que contamos dentro de un monoplaza. Por ello, es preciso conocer todos estos aspectos a la hora de calcular el seguro de una moto.

¿Qué es pilotar una moto?

Pilotar una moto es la acción de colocarse a los mandos de una motocicleta, ponerla en marcha y en circulación. Existen dos grandes tipos de motos que podemos gobernar. Por un lado, encontraremos las scooters. Es un tipo de moto ideal para aquellas personas que quieren viajar de forma relajada, cómoda y tranquila. Cuentan con mayor espacio para guardar equipaje como cascos u otros tipos de equipamiento. Incluso, debajo del asiento encontraríamos la posibilidad de hacerlo. Son ideales para transportar a cualquier tipo de pasajero, ya sea un niño, un adolescente o un adulto. Pueden hacer muchísimos kilómetros dentro de sus capacidades gracias a la posibilidad de poder optar por una postura mucho más relajada que en otro tipo de motos. Se pueden encontrar diferentes tamaños.

En cambio, las motocicletas, vehículos que tienen transmisión manual, están enfocado a un público más juvenil y a todas aquellas personas que aman las motos por encima de todo. Permiten mantener un mayor control sobre la máquina, especialmente gracias a la existencia del freno motor aportándonos otro elemento más para acelerar o frenar como queramos. Son algo más incómodas a la hora de transportar pasajeros, pero también son mucho más divertidas para hacer rutas y salidas con un grupo de personas. Los amantes de las curvas deberán optar por este tipo de motos. De hecho, en este tipo de terrenos son especialmente importantes ya que podremos acelerar, apurar más la frenada y llevarla más a nuestro estilo que en una scooter, donde todo tiende a estar más pautado. El cambio automático siempre cambia igual, y no podemos graduarlo a nuestra manera como en el otro tipo de motocicletas. Dentro de esta tipología, podemos adaptarla con una Harley, una moto más de cross-county, trail… Todo a nuestro alcance.

Obviamente, si nos referimos a las grandes ciudades, las scooters se llevan la palma gracias a su comodidad. Con los coches pasa algo similar. Los automáticos permiten afrontar un atasco con mayor margen de maniobra. Solo tenemos que apretar el acelerador y el freno y listos. Si no nos atrevemos a zigzaguear entre los vehículos, con una scooter solo deberemos darle al acelerador y al freno, y no estar embragando, colocando la primera marcha y el punto muerto de forma constante. Además, también ocupan un espacio menor y, por tanto, si queremos aparcar tendremos más posibilidades que con una motocicleta. De hecho, en grandes cilindradas, estas motos pueden llegar a ocupar un gran espacio, especialmente si optamos por llenar todos sus laterales. Sin embargo, por encima de todo, el mercado de la moto ofrece numerosas alternativas para satisfacer todas y cada una de las necesidades disponibles. Además es más fácil lavar una moto que un coche.

Beneficios de pilotar una moto

Con todo, pilotar una moto comporta enormes beneficios para todas aquellas personas que opten por los vehículos de dos ruedas. Los más destacados son los siguientes:

  • No tener problemas de aparcamiento en grandes ciudades. Ir en moto evita uno de los grandes inconvenientes del coche en las principales localidades, y especialmente en hora punta: el parking. Con moto tienes muchas más opciones de aparcamiento, y además gratuitas. No olvidemos que las grandes ciudades cuentan con zona azul y verde, donde se debe pagar y además permite aparcar por un tiempo limitado.
  • Saltarse atascos. Las horas punta también conllevan grandes colas y perder mucho tiempo dentro del coche. En una moto no tienes este mismo problema. Aunque no está recomendado, debido a la posibilidad de sufrir cualquier tipo de accidente, es posible zigzaguear con tu vehículo para ir avanzando hasta superar el colapso y volver a circular con normalidad.
  • Menor consumo que los coches. Debido a su menor peso, y al menor tamaño de su motor, el consumo de una moto será siempre considerablemente menor que el de un monoplaza. Por tanto, a la larga podrás ahorrar mucho dinero si optas por conducir una motocicleta que un coche.
  • Precios más bajos en el mercado. Al mismo tiempo, comprarse una moto también es más barato que un coche. En este sentido, tenemos más posibilidad de cambiar de vehículo con mayor frecuencia debido al menor coste de las dos ruedas respecto a las cuatro ruedas.

Sin embargo, no hay que obviar el mayor peligro que tienen las motos respecto a los coches. Mientras en las cuatro ruedas contamos con una carrocería que nos protege, en la moto apenas tenemos el casco y nuestra capacidad para saber caer en caso de sufrir cualquier tipo de accidente. Además, las inclemencias meteorológicas es otro de los grandes contratiempos con el que nos podemos encontrar. La lluvia y la nieve, o la niebla entre otros, tiene una mayor afectación si circulamos en moto que si lo hacemos en un coche donde la carrocería nos protegerá, al mismo tiempo, de mojarnos o de pasar frío a lo largo del invierno. Así, las motos requerirán el uso de un buen abrigo con protecciones, guantes y ropa que permita no coger un resfriado cuando circulemos con temperaturas realmente bajas.

Cómo pilotar una moto

Una vez te hemos convencido para elegir una moto, vamos a conocer cómo se puede conducir una y sacarle el máximo provecho. Tenemos dos tipos de opciones: las scooters o las motocicletas. La principal diferencia radica en un sistema de transmisión automática o manual. Las scooters son un tipo de moto más simple. Basta con ponerse el casco, encender la moto a través de la llave y empezar a circular. Lo único que tenemos que saber es que en la maneta derecha tendremos el gas. Deslizando nuestro puño hacia adelante aceleraremos y podremos poner en marcha la moto. Los frenos son similares a los de una bicicleta. El freno delantero también se encuentra en la maneta derecha, mientras que en la izquierda tendremos un dispositivo similar para el freno trasero. Es recomendable accionar los dos a la vez y con una fuerza progresiva, especialmente el delantero. Si perdemos el tren delantero, estamos hablando de una caída casi segura. Con el trasero podremos contravolantear y salvar la posible caída. En el panel de mandos encontraremos otros dispositivos útiles para nosotros como son los intermitentes, los niveles de aceite o carburante, o bien, el claxon que nos servirá para alertar al resto de una posible situación de peligro.

Si, en cambio, optamos por una motocicleta deberemos aprender a llevar marchas. La transmisión es manual y la situación de todos los elementos de la moto varía un poco. La forma de encender hasta cambia. Damos contacto con la llave y cuando se encienda la luz verde apretamos el botón de encendido para poner en marcha el motor. Deberemos hacerlo en punto muerto. Esta marcha se encuentra entre la primera y la segunda velocidad. Una vez estemos en esta situación, apretaremos el embrague, que es la maneta que actúa de freno trasero en una scooter. Con los dedos lo tiraremos hacia atrás, y aguantándolo apretado, con la palanca del cambio situada en la parte izquierda de la moto la tiraremos hacia abajo para colocar la primera velocidad. Una vez llegado a este punto, deberemos dejar ir el embrague poco a poco mientras damos gas con el acelerador, situado en la maneta derecha de la moto como en la scooter. De no hacer el proceso, la moto se calará y se parará automáticamente obligando a reiniciar este proceso. Si, en cambio, lo hacemos correctamente la moto se pondrá en circulación. A partir de entonces, deberemos escuchar el motor y él nos indicará cuando se debe subir y bajar de marcha. Apurar cada una de las cinco o seis velocidad aumentará el consumo de combustible de la moto. Recuerda que para subir de marcha deberemos apretar el embrague y tirar la palanca del cambio hacia arriba. En caso contrario, deberemos realizar el mismo procedimiento y tirar la palanca hacia abajo.

Otro de los grandes cambios es que el freno trasero está en el pie derecho. Uno de los grandes errores de principiantes y personas acostumbradas a circular con scooter es olvidar el freno trasero. Frenar solo con el delantero y tener muchas opciones de caerse. Recuerda que debes frenar con los dos de forma progresiva. El cuadro de mandos, por su parte, es similar al de una scooter. Con todo, pilotar una moto nos llevará muchas ventajas de comodidad además de atmósfera de velocidad respecto a un coche. Si por nuestra parte optamos por una moto de marchas tendremos mayor control sobre ella al contar con el freno motor, poder apurar las marchas y tener una sensación más racing. En cambio, con una scooter podremos pasear, disfrutar sin preocupaciones encima de la moto.

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